Tecnología para salvar el Machu Picchu
Un grupo de investigadores españoles, algunos del equipo de Atapuerca, participan en un proyecto de conservación del complejo arqueológico peruano de Machu Picchu, que sufre un deterioro constante desde hace décadas.
Se trata del Proyecto Trazas, mediante el cual se quieren utilizar las últimas tecnologías para controlar las alteraciones naturales que están teniendo lugar en la antigua ciudad inca, que han llegado a poner en peligro su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Canals explica que, por lo poco que se sabe hasta ahora, el deterioro en Machu Picchu se debe a las alteraciones provocadas por el clima, sobre todo por la humedad, en los materiales de granito con los que se construyó la ciudad.
"Durante tres años queremos recoger datos diarios sobre todos los fenómenos: invasiones de vegetación en los muros, fisuras, movimientos de tierras o daños causados por el agua para, con la información que se genere, decidir qué medidas se pueden tomar", explica el arqueólogo.
Este es el objetivo del acuerdo que el IPHES ha firmado con el Instituto Hatun Yachay Wasi Qosqo de Perú. El primero aportará el material tecnológico y su experiencia en la recogida de datos. El segundo, su conocimiento del Machu Picchu.
La recogida de los datos se realizará, a partir de mayo, con unos ordenadores de mano llamados PDA. Canals explica que "esta labor la realizará el personal de Machu Picchu; luego, los datos se analizarán para decidir qué hacer".
Al final, se contarán con mapas de cada uno de los muros del complejo. Para que ello sea posible ha sido preciso desarrollar una aplicación informática específica, tarea que ha correspondido a Ibermática.
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