Cuando el próximo mes de noviembre el astronauta japonés Koichi Wakata parta en dirección a la Estación Espacial Internacional llevará en sus bolsillos un avión de papel muy especial. Su misión: lanzarlo en el transcurso de un paseo por el espacio para que recorra los 400 kilómetros que separan la estación de la Tierra.
Según el ingeniero japonés Shinji Suzuki, impulsor del proyecto, la figura de origami medirá 20 centímetros, pesará algo más de 300 gramos y será tratada con un producto resistente al calor que le permitirá atravesar la atmósfera sin quemarse. Para demostrarlo ya ha puesto a prueba un prototipo en un túnel de viento de la Universidad de Tokio, donde ha soportado temperaturas de hasta 300 grados centígrados sin mostrar un sólo rasguño.
Aunque son conscientes de que si el avión sobrevive al descenso lo más probable es que caiga en el agua, Suzuki y sus colaboradores han escrito en su interior un breve mensaje en varios idiomas por si alguien lo encuentra antes que ellos: “Este avión ha volado desde la ISS. Por favor, devuélvalo a la Asociación de Aviones de Origami de Japón”.
Si finalmente logran su objetivo, Suzuki asegura que el avión de papel podría ser el punto de partida para la creación de una nueva generación de planeadores ultraligeros destinados a estudiar la atmósfera.
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